Las terrazas de la catedral, accesibles desde lo alto de su campanario, ofrecen fascinantes vistas del mar Mediterráneo y del puerto de Palma, además de una panorámica a vista de pájaro de las laberínticas calles del casco antiguo. Al llegar a las terrazas, sales a los arbotantes y cornisas del tejado y te encuentras cara a cara con los pináculos góticos que antes sólo podías admirar desde abajo.
El camino de subida al campanario, que consta de unos 200 escalones, presenta fascinantes graffitis y marcas en los muros realizados por los vigilantes y refugiados que se escondían tras los muros de la catedral hace mucho tiempo.